Rumbo al Norte
6 de abril, jueves. Boadilla-Barrios de Luna
Destacable de la partida únicamente un accidente en
la autovía que, como todos, me ponen los pelos como escarpias. Y es que lo que había subido encima de la grúa era
una especie de amasijo metálico que alguna vez podría haber sido una furgoneta
pero que ahora marcaba tan solo alguna forma. Me pongo del revés. No puedo
evitarlo. Soy extremadamente sensible a los accidentes, quizás por mi propia
historia.
Hasta Barrios de Luna sin problemas. Una vez allí el
navegador nos lía un poco dando una vuelta para llegar a un pequeño
polideportivo con un bar-terraza donde a través del gooogle eart había visto un
posible sitio donde poder pasar la noche (42.846314; -5.860419).
Y llegamos y pasamos la noche en esta bonita y
tranquila localidad rodeada de un circo montañoso cerrada por la presa de la luna.
Arte y naturaleza
7 de abril viernes.
Barrios de Luna-Sta. Ma. del Naranco y S. Miguel de Lillo-Mirador del Fitu-Desfiladero de Entrepeñas-Playa de la Vega-Cuevas del Mar
Rumbo a Oviedo, a Santa María del Naranco donde teníamos cita concertada para las 11.
Y llegamos 5 minutos antes de esta hora al
aparcamiento (43.376819; -5.867199), pero....Santa María se ve arriba, a cierta
distancia de donde estamos por lo que rápidamente
inicio el camino de subida dejando a Angel para que la vaya cerrando con
tranquilidad.
El haber llegado tan ajustada de tiempo me impide
disfrutar de la visión de este edificio elevándose majestuoso y dorado sobre
una verde explanada. Asciendo corriendo
y llego casi sin resuello.
Compro las entradas y esperamos a nuestra guía. Y ahora, sí que puedo disfrutar de esta maravillosa estampa que ha formado parte de mi infancia, de los libros de texto de mi niñez, donde aparecía la imagen de esta preciosa, creí que ermita o iglesia cuando era un palacio, siempre bañada por el sol y rodeada de un espléndido verde. Y al igual que formó parte de los recuerdos e imágenes de mi infancia, también lo eran de la de Angel.
Compro las entradas y esperamos a nuestra guía. Y ahora, sí que puedo disfrutar de esta maravillosa estampa que ha formado parte de mi infancia, de los libros de texto de mi niñez, donde aparecía la imagen de esta preciosa, creí que ermita o iglesia cuando era un palacio, siempre bañada por el sol y rodeada de un espléndido verde. Y al igual que formó parte de los recuerdos e imágenes de mi infancia, también lo eran de la de Angel.
La fotografiamos desde todos los ángulos posibles. Y
ahora en su fachada sur aparece bañada por la luz potente de un sol en un día
espléndido y esto, realza aun más su belleza, su peculiar y singular belleza.
Cinco minutos después aparece la guía que nos lleva
a la cercana iglesia de San Miguel de Lillo a escasos 300 metros para comenzar
aquí nuestra visita.
San Miguel de Lillo se
alza también, como un bloque granítico en medio de un pequeño verde prado.
Parece más sólida, más fuerte que Santa María. Nuestros ojos se posan sobre las
celosías de las ventanas protegidas por un cristal. De las originales se
conservan cuatro. Según nuestra guía son de piedra arenisca vaciada para
obtener esta mágica celosía, de una pieza y original.
El edificio que contemplamos corresponde a un tercio
aproximadamente de lo que fue la edificación primitiva. Durante la baja Edad
Media, la iglesia se derrumbó en parte, reconstruyéndose entonces la cabecera
actual. Hoy está en pie el primitivo pórtico y uno de los tramos de la nave
original.
En el interior nos cuenta su historia y evolución y
luego nos deja unos minutos para admirarla y recorrer el contorno que un día
tuvo en su originaria construcción y del que solo quedan las marcas.
La decoración escultórica es especialmente
importante. Forman parte de ella tanto piezas reaprovechadas como labradas ex
profeso, lo que resta unidad estilística al edificio. Destacan las grandes
columnas de las arquerías divisorias de las naves, apoyadas sobre basas
historiadas y coronadas por capiteles troncopiramidales. Estas basas, de las
que se han conservado una veintena, constituyen uno de los conjuntos
escultóricos más originales de toda la Alta Edad Media.
Este conjunto escultórico atestigua sobre la
diversidad de manos que han trabajado en el templo del Naranco. La obra cumbre
de la escultura de Lillo se encuentra en las jambas del pórtico. Se trata de
dos piezas monolíticas coronadas por una imposta de billetes. En sus frentes,
divididos en tres campos, han sido labrados motivos relacionados con los juegos
circenses romanos.
Todo el interior está abovedado y sobre la parte de
la bóveda que cubre la tribuna hay un compartimento inaccesible, iluminado
exteriormente por una celosía circular, que proporciona una gran esbeltez al
edificio.
Junto con Santa María del Naranco conforman lo que
se conoce como el Prerrománico del Naranco.
Después bajamos a Santa María del Naranco. Aquí
toma el relevo otro guía y accedemos al piso superior donde lo que nos
sorprende más por su belleza son los balcones exteriores abiertos al este y
oeste con sus columnas retorcidas, tanto, como la explicación de nuestro guía
con tecnicismos que no consigo comprender. Cuando le pregunto por el significado
de uno de ellos...me responde con una explicación sin sentido o menos
comprensible aún. Deduzco que no sabe y
me recuerda a esos guías de mi niñez, elegantemente uniformados que relataban
de memoria a los visitantes la historia del lugar, pero saliendo de eso,
ignorancia total.
Santa María de Naranco es uno de los monumentos más
enigmáticos y armoniosos de la arquitectura occidental. Formaba probablemente
parte de un conjunto de edificios más amplio, destinado a residencia fija u
ocasional del promotor, funcionando como templo desde al menos los años
iniciales el siglo XII hasta su restauración a principios del siglo XX
Observamos su estructura, perfectamente simétrica,
que consta de dos plantas, a su vez divididas en tres dependencias.
Comenzamos por la planta superior que tiene una sala central y dos miradores
laterales, abiertos al exterior mediante amplias arquerías y perfectamente
orientados oeste-este. Este piso disfruta de una gran riqueza decorativa
escultórica que al parecer es insólita en otros edificios de la época, con
capiteles y fustes helicoidales o sogueados, medallones empotrados, placas
rectangulares, cruces esculpidas, acanaladuras…
Pero desconecto de la información que nos da nuestro
guía. No consigue captar mi interés así que me dedico a admirar su interior, su
curiosa decoración, tan distinta de lo que he podido ver hasta ahora. Y me
muevo de un lado a otro hasta que descendemos al piso inferior, a ras de suelo
donde hay una sala central, flanqueada al Este por un cubículo subterráneo,
cuya función inicial tuvo que ver con el almacenamiento de agua, y al Oeste por
una habitación con acceso exterior.
Entonces, curiosa, pregunto por la utilidad del edifico
y me dice que era un palacio, pero que lo que visitamos es solo lo que se
conserva, lo demás no existe y que la sala superior era una especie de sala de
recepciones.
Al escuchar esto le digo que ahora comprendo porque no hay ninguna habitación ante lo cual me interrumpe y me dice que “todas las mujeres preguntan por la cocina y las habitaciones”. Me quedo algo perpleja ante este comentario tal y como lo ha hecho y respondo con toda la educación de la que soy posible y, confieso, haciendo un gran esfuerzo para no preguntarle que de qué cueva de trogloditas se había escapado, que el preguntar por otras estancias, que normalmente son habitaciones y cocina, no creo que esté ligado al género de quien pregunta, ante lo cual me dice que son las mujeres las que preguntan más por esto. ¿y no será que las mujeres somos más curiosas y normalmente un poco más desinhibidas que los hombres?. Desde luego, tal y como hizo el comentario, tanto a mi, como a Angel como a aquellos que lo escucharon nos pareció fuera de lugar y algo…sexista.
Al escuchar esto le digo que ahora comprendo porque no hay ninguna habitación ante lo cual me interrumpe y me dice que “todas las mujeres preguntan por la cocina y las habitaciones”. Me quedo algo perpleja ante este comentario tal y como lo ha hecho y respondo con toda la educación de la que soy posible y, confieso, haciendo un gran esfuerzo para no preguntarle que de qué cueva de trogloditas se había escapado, que el preguntar por otras estancias, que normalmente son habitaciones y cocina, no creo que esté ligado al género de quien pregunta, ante lo cual me dice que son las mujeres las que preguntan más por esto. ¿y no será que las mujeres somos más curiosas y normalmente un poco más desinhibidas que los hombres?. Desde luego, tal y como hizo el comentario, tanto a mi, como a Angel como a aquellos que lo escucharon nos pareció fuera de lugar y algo…sexista.
Dejando atrás esta belleza ponemos rumbo al mirador del fitu (43.439037; -5.193174). El día no parecía muy claro, pero esto no nos disuadió. Tan solo teníamos que desviarnos 10 km de la autovía.
Y allí llegamos, aparcamos y contemplamos uno de los
paisajes más impresionantes que he podido ver: por un lado el mar y por otro
valles y pequeñas poblaciones, alargándose la vista hasta abarcar los Picos de
Europa. Fascinada por el sitio, nos acercamos al mirador, una construcción de cemento
que a través de unas escaleras se eleva para quedarse colgado casi del vacío.
Las vistas desde allí son más espectaculares si cabe y una mesa nos va
explicando lo que tenemos delante en un semicírculo de 160 grados.
Llega una joven pareja y ella parece asustada por la altura. Angel le hace una broma
simulando leer un cartel que aconseja no
estar más de tres personas en la plataforma. ¡Y somos cuatro más tres perros!
así que la pobre chica sale corriendo.
La hora de comer. Angel me dice que ha visto un poco más abajo un sitio. Descendemos casi hasta la mitad y en una pequeña plataforma nos instalamos; pero de lujo ya que como estamos solos podemos sacar la mesa y las sillas protegiendo nuestra intimidad con la propia autocaravana, para disfrutar de unas espectaculares vistas sobre el Cantábrico, desde Lastres al fondo pasando por pueblecitos o aldeas abajo que salpican de colores un espacio verde. La playa de la griega...espectacular. Hermoso muy hermoso, así que con estas impresionantes vistas literalmente a nuestros pies, nos dispusimos a disfrutar de nuestra comida, que me supo deliciosa. Pero el lugar era, único. “Uno de los mejores restaurantes del mundo”. Sin precio. (43.447624; -5-184603)
Y allí estuvimos después descansando, disfrutando de
un sol que nos bañaba con su luz y nos calentaba aunque el aire venía frío. Yo
me tapé con una manta y allí permanecimos casi una hora, escuchando tan solo el
ruido que hacían las grajas, algún cuervo, las moscas o moscardones volando y
algún pajarillo charlatán. Al fondo se podía entreoir los cencerros de las
vacas que pastaban y los ladridos de los perros. ¡Qué delicia!.
Partimos hacia la Playa de la Vega y el desfiladero de Entrepeñas (43.472369; -5.132387). Poco sitio para aparcar, es más, casi inexistente y en el mismo arcén.
Este desfiladero
a la izquierda de la carretera, es un pequeño trozo de río atrapado
entre dos gigantescas peñas que vigilan su curso. Unos cuantos bancos invitar a descansar o a degustar algun manjar. Tan solo
son escasos 50 metros, pero muy hermosos.
Muy cerca, la Playa de la Vega (43.479491; -5.134413) donde aparcamos casi de casualidad y a lo largo de la misma carretera, ya que apenas había espacio. Dimos un paseo por esta hermosa y gran playa, facil para caminar y muy agradable, pero el viento era frio y yo no llevaba la garganta protegida así que cuando habíamos recorrido tres cuartas partes me detuve y esperé a que Angel finalizara su paseo por ella. Parece un sitio ideal para practicar el sur ya que las olas se extendían a lo largo de ella casi de manera infinita.
Y aquí estamos a las 21.10 todavía con luz, en una explanada a 50 m de
la línea de playa. Aunque yo me movería para acercarme más y tener la vista del
mar más cerca de nosotros, no dejan de venir turismos por lo que estamos más
tranquilos a unos metros de distancia, en segunda fila, además de estar más
discretos.
Para llegar hemos tenido que atravesar un pequeño túnel excavado en la piedra -más bien es un arco grande- y lo hemos hecho con un “pie a tierra”, Angel dirigiendo desde el exterior la maniobra, ya que hay que afinar, al menos con nuestras medidas.
La playa de Cuevas del Mar es una belleza (43.455969; -4.937845). Se
encuentra en la desembocadura del río Cuevas, y está salpicada por enormes
formaciones rocosas perforadas por el mar que dejan al descubierto cuevas y
túneles. Se trata de un paisaje kárstico de gran belleza. Ha sido el escenario
de una película de Almodovar “you are the one”. Y es que a su derecha se abre
un grupo de pequeñas cavidades por las que la playa se asoma al mar como a
través de unos grandes ventanales. Realmente hermoso y curioso.
Charlamos con una pareja a la que en nuestro camino
hacia la playa la habíamos pedido
información sobre este pequeño túnel. Nos dicen que hay un precioso paseo desde
aquí y durante un kilómetro que lleva hasta la playa de San Antonio prácticamente
virgen atravesando hermosos prados. También nos dicen que con la marea baja,
por la tarde, podemos acceder desde la playa de Cuevas del Mar a sendas que van
recorriendo la costa con la vista abierta al mar.
Decidimos hacer mañana por la mañana la senda hasta la playa de San Antonio y ahora recorreremos un poco un pequeño camino hacia el mar abierto. Pero es tarde, las 20 horas, y corre un brisa fría, así que nos asomamos un poco para regresar enseguida.
Y aquí estamos. Supongo que en muy poco tiempo nos
quedaremos a oscuras y solos, pero creemos que el sitio será tranquilo, al
menos esta pareja no nos ha dicho lo contrario.
Y ya por la noche salimos a disfrutar de un breve
paseo por la playa, iluminada tenuemente por la luz de una luna casi llena que
oculta el brillo de las estrellas.
El trabajo del tiempo
8 de abril, sábado
Cuevas del Mar-Playa de S.Antonio-Gulpiyuri-La cuevona-Bufones de Pría, Ribadesella-Cuevas del Mar.
Mañana espléndida con un sol llenando un
espectacular y claro día azul.
Decidimos comenzar
con los planes que hicimos ayer y dirigirnos a la Playa de San Antonio.
Así que a eso de las 9,15 tomamos el camino que deja la playa a la izquierda y asciende suavemente hasta coronar una loma en donde aparece una granja a nuestra izquierda y un poco más allá, en lo alto, una ermita que nos dijeron que perdiéramos de vista.
Atravesamos esta granja habitada con una hermosa
cerda con sus cerditos y otros bichos,
para seguir el camino que nos dirige hacia la ermita, camino que atraviesa
verdes prados en un día luminoso y tranquilo.
Vamos dejando la línea de costa a nuestra izquierda y a nuestra derecha disfrutamos del magnífico fondo de los Picos de Europa teñidos de blanco en sus cimas recortándose y cerrando un horizonte de distintas tonalidades de verdes. Espectacular. En un momento determinado la senda parece dividirse en dos, y una asciende hacia la ermita y la otra parece descender hacia la playa. Esta última es la que tomamos.
Vamos dejando la línea de costa a nuestra izquierda y a nuestra derecha disfrutamos del magnífico fondo de los Picos de Europa teñidos de blanco en sus cimas recortándose y cerrando un horizonte de distintas tonalidades de verdes. Espectacular. En un momento determinado la senda parece dividirse en dos, y una asciende hacia la ermita y la otra parece descender hacia la playa. Esta última es la que tomamos.
Ante nuestros ojos se abre una pequeña playa
flanqueada por dos impresionantes murallas de piedra. El sol la ilumina de
frente cegándonos. Descendemos y casi nos da miedo pisar las inmaculadas arenas
en las que no hay marcada ninguna huella. La recorremos y disfrutamos en completa soledad para después
ascender hasta la ermita. Angel me dice que nos dijeron que la playa estaba
debajo de la ermita. Yo no recordaba tal cosa, pero cada vez me fio menos de mi
memoria. Después, tengo que añadir, que debería confiar más.
Así que subimos hasta ella. Arriba descubrimos una
explanada verde salpicada de piedras que emergían como gigantescos granos aquí
y allá. Costa escarpada a la derecha y a
la izquierda. Un balcón privilegiado. Angel preguntó a un pescador por la playa de San Antonio y le
dijo que la era en la que habíamos estado.
Así que deshicimos el camino para regresar a la autocaravana poniendo rumbo a la playa de Gulpiyuri (43.444578; -4.885800).
Así que deshicimos el camino para regresar a la autocaravana poniendo rumbo a la playa de Gulpiyuri (43.444578; -4.885800).
Bastante gente en un permanente ir y venir, pero soportable. No me puedo imaginar lo que
debe ser esto un festivo de verano.
Es un espacio muy singular. Se trata de una playa
interior situada en posición retrasada con respecto al borde costero y formada
en su mayor parte por arenas de cuarzo,
declarada Monumento Natural.
Pero al llegar me sentí decepcionada. El espacio que se debe inundar durante las
pleamares vivas y que le dan un aspecto de piscina salina, tiene ahora marea
baja por lo que lo que se ve en mayor proporción es un espacio abierto de arena
y solo un pelin de agua. Supongo que con marea alta debe ser mas bonita.
Insatisfechos, nos acercamos a la orilla del mar
para asomarnos al acantilado que verticalmente se precipita sobre el
cantábrico. El mar está muy muy tranquilo, demasiado como para poder disfrutar
de los bufones de Pria, nuestro próximo destino.
Iniciamos el regreso y en el camino charlé con un
lugareño a quien le pregunté por los bufones, confirmándome lo que yo ya me
temía, que no íbamos a ver nada con esta mar tranquila. Pero señalando a los
Picos de Europa recortándose en el fondo dijo que hoy el espectáculo estaba
allí, que se podían contar con los dedos de las manos los días, incluso de
verano, que las cimas aparecen completamente visibles sin estar ocultas por las
nubes, invitándonos a acercarnos a ellas, a los Lagos de Covadonga. Pero nuestros
planes estaban ya hechos y aunque lo pensamos unos instantes, decidimos seguir
con lo previsto.
Ahora nos dirigimos a La Cuevona y así hacemos tiempo para que la marea suba a ver
si podemos disfrutar algo de los bufones.
A escasos 6 km de Ribadesella y tras una tortuosa
carretera llegamos a un pequeño aparcamiento (43.436915; -5.073044) donde dejamos la autocaravana para adentrarnos
en este lugar tan...y aquí no sé qué calificativo elegir para describirlo. ¿singular?
¿Único?....
Esta cueva presenta formaciones geológicas de estalactitas y estalagmitas de una envergadura considerable pero que tiene la particularidad de que está atravesada por una carretera. Esta cavidad natural da acceso al pueblo de Cuevas del Agua, del que recibe su nombre, y supone una de las pocas muestras de cuevas por las que se puede transitar en coche.
Así nos adentramos en un espacio algo irreal. Durante 300 metros serpenteantes su iluminación nos permite apreciar magníficas formaciones calcáreas como estalactitas, estalagmitas o coladas que por su belleza y singularidad llegan en algunos casos a recibir nombres populares.
Regresamos sobre nuestros pasos para poner ahora
rumbo a los bufones
de Pría.
Abandonada la carretera general rumbo a las
coordenadas que nos marcan estos bufones, pronto nos vemos inmersos en una red
laberíntica de carreteras. Al principio de suficiente ancho pero enseguida se
estrechan hasta tal punto que únicamente cabe un vehículo. Yo ya me asusto, me
preocupo y le recrimino a Angel que no me haya preguntado mi opinión. Sencillamente
pone rumbo y ya está.
Pero cuando nos encontramos con un coche de frente
decidimos parar junto a una vivienda a preguntar.
El navegador nos marca kilómetro y medio hasta el final, kilómetro que puede
ser una tortura. Le dicen que es de sentido único, pero de chiste parece cuando
también nos comenta que es mismo camino para volver. ¿Dónde está entonces el
sentido único de la circulación?. Nos dice que por allí solo hay una casa.
Insensatamente decidimos continuar...en un “¡ay!”,
hasta que de pronto veo el final. Y un final con sorpresa ya que hay más
turismos e incluso una autocaravana mayor que la nuestra. Decididamente no
estamos en nuestros cabales. Si nos encontramos con alguien de frente,
sencillamente no cabemos y dar marcha atrás es complicado.
Hemos llegado a un área recreativa, muy bonita
(43.458735; -4.982700). Es una explanada verde, un lengua que se adentra en el
mar y que aparece salpicada de rocas. A la derecha parecen estar los bufones,
que hoy, no bufan nada; y a la derecha se nos abre una escarpada costa hasta la
ermita donde hemos estado esta mañana.
Los bufones parecen estar al otro lado de una especie de franja de mar,
frente a nosotros, y a donde se llega por otro camino. Pero al parecer, las
carreteras presentan la misma anchura que esta, así que el que se aventure ya
sabe lo que puede encontrarse.
A estas horas, la gente disfruta de sus comidas en
las mesas y bancos dispersos por esta explanada. Pero, no nos encontramos
cómodos, así que decidimos que la mejor hora para regresar y que casi nos garantiza no encontrarnos con
nadie de frente, era ahora, a la hora de comer, así que regresamos por donde
habíamos venido cumpliéndose nuestros pronósticos.
Ahora ya buscamos un sitio donde comer, que no
encontramos hasta Ribadesella y curiosamente en la recién abierta área de
servicios, donde comemos, nos duchamos y aprovechamos para cargar agua. Está
junto a la estación del FEVE (43.460197; -5.054072). Añadir que solo hay un
grifo, tanto para cargar agua potable, como para limpiar el wáter.
Personalmente nos parece antihigiénico.
Y en estas operaciones nos dan las 16,40 y teníamos
hora a las 17,00 para visitar las cuevas de Tito Bustillo
Y allí nos dirigimos (43.460197; -5.054072)
aparcando en la misma carretera.
(Fotografía de internet) |
Estas cuevas, situadas junto a la desembocadura del
Sella, son uno de los más importantes
conjuntos rupestres del arte paleolítico de Europa.
(Fotografía de internet) |
En la cueva de Tito Bustillo las representaciones
rupestres van variando según las épocas y se superponen entre sí, dependiendo
de las preferencias de quienes habitaron la cueva entre el 22.000 y el 10.000
a. de C.
Destacan los caballos y renos que gracias al uso de
distintos pigmentos y el raspado de contornos, logran una extraordinaria y viva
sensación de policromía pudiendo verse sin mucha dificultad.
Es una visita muy recomendable, muy bien guiada
y que nos resultó encantadora.
Al llegar a nuestra autocaravana encontramos un
papel en nuestro parabrisas en el que se nos avisa de que NO podemos pernoctar
y nos invita a los camping. Nos resulta extraño y buscamos a la policía
municipal para preguntarles quién nos puede haber dejado este papel. No
pretendemos pernoctar, tan solo estábamos aparcados convenientemente para
efectuar la visita a las cuevas, por lo que no comprendemos la nota. Más bien
parece algo intimidatoria.
No encontramos ningún coche, ni pareja de la policía
municipal. Decidimos pasear por Ribadesella y en el paseo damos con la
asociación de amigos de Ribadesella localizada en un hórreo, así que a falta de
la policía me acerco a preguntarles si saben quién nos puede haber dejado ese
aviso. Se muestran sorprendidos e incluso afirman lo mismo que pensamos
nosotros, que es algo intimidatorio. En una breve conversación les digo que
flaco favor hacen al turismo y a la localidad con ese tipo de “carteles”
manifestando su acuerdo conmigo, pero, no depende ellos.
No obstante nos acercamos al local de la policía
municipal, y, vacío, pese a llamar, insistir, asomarme por las ventanas, allí
no me abrió nadie. No obstante, de regreso a Boadilla les llamé por teléfono y
me confirmaron que el aviso lo habían dejado ellos. Les mostré mi perplejidad,
les expliqué que no comprendíamos porque
perfectamente estacionados, nos dejaban ese “aviso”, incluso cuando trasladamos
nuestra conversación al ámbito de la posible pernocta mencioné la circular de
la DGT, que dijeron conocían, pero me explicaron
que el principado tiene competencias en materia de turismo y que ellos tienen
su propia regulación que está por encima
de esa circular. Aquello se convirtió en una “conversación de besugos”, así que
antes de convertirme realmente en uno, lo dejé pasar. Pero aquí, en esta líneas
queda, y que cada uno extraiga sus propias conclusiones.
Las nuestras, es que a pesar de tener esta joya del
arte rupestre, Patrimonio de la Humanidad, la localidad no está a la altura para recibir
el turismo que viaja en autocaravana, un turismo principalmente cultural, como
el nuestro, que busca y valora este tipo de lugares y que, como hemos dicho
muchas veces, genera su propia riqueza allá por donde pasa y en cualquier época
del año, haciendo buenas aportaciones económicas a la hostelería, gasolineras,
o cualquier otro establecimiento turístico. Como he manifestado muchas veces,
mentes mediocres y estrechas con falta de visión
A las 19,30 decidimos regresar de nuevo a Cuevas del
Mar donde coincidimos con una joven pareja que pernoctó en su turismo con los
que intercambiamos información. Nos dijeron que esta playa en verano se llenaba
de autocaravanas y campers, algunos de sus ocupantes se duchaban con jabón en
la playa, es instalaban todo el verano, montaban juergas en el chiringuito,
etc., en fin, que los vecinos estabann hartos y parece que quieren tomar
decisiones tajantes en cuanto a su posible cierre o prohibición. Más de lo
mismo.
Duendes y cuentos
9 de abril domingo.
Cuevas del Agua-Senda encantada-Playa de Barro
Cuevas del Agua-Senda encantada-Playa de Barro
19,20, Playa
de Barro. Al fondo de una playa, sobre
hierba, en un chiringuito cerrado ahora. Tenemos unas vistas espectaculares de
la costa. Estamos elevados unos pocos metros sobre una playa de fina arena
blanca que está a nuestros pies y a la que accedemos por unas escaleras. El
lugar es muy tranquilo y hermoso. Y ...prefiero no poner las coordenadas. El
que quiera saberlas, en un privado le contesto, pero no quiero hacer públicos estos
sitios o mejor dicho, estos rincones con
encanto, que con toda seguridad, dejarían de serlo de ocuparlos masivamente o
hacer un mal uso de ellos. Nosotros antes de instalarnos hemos pedido permiso
al dueño de la casa de al lado y hemos buscado un lugar discreto, no en primera
línea, sino algo más atrás. Hemos llegado tarde y nos iremos mañana temprano.
Discreción y ser extremadamente cuidadosos cuando encontramos estos lugares tan
especiales. Pero no todos somos así.
Estamos muy cansados, y es que esta mañana después de levantarnos
hemos puesto rumbo a La Venta, unos 12 km hacia el interior, en el Valle de Ardisana
donde comienza una ruta circular, “La senda Encantada” de unos 8 km y que discurre
uniendo tres pueblecitos, Palacio, Ardisana y Riocaliente, para terminar donde
comienza.
Hemos llegado sobre las 11 y en un espléndido día,
con un sol luminoso y calor, hemos dejado la autocaravana aparcada en el aparcamiento
de la senda, junto al bar restaurante “Los Probres”, propietarios de este
aparcamiento y que nos dicen que la dejemos para salir a la carretera
directamente ya que a veces se quedan coches encerrados por horas.
Aquí, en el mismo aparcamiento, ya podemos contemplar las dos primeras de las múltiples
tallas de madera de personajes de
folclore infantil que salpican el camino.
Damos comienzo a la senda que si bien en un
principio transcurre completamente plana, en escasos 300 metros comienza una
ascensión algo vertiginosa que continua varios cientos de metros arriba.
Pero las vistas que se van contemplando según ganamos
altura son fantásticas. La senda está salpicada por personajes mitológicos
asturianos hechos en madera, y que vamos a ir encontrando a lo largo de nuestro
camino.
En el ascenso encontramos al Sumiciu, duende
asociado a la desaparición de objetos. Despues de la subida, andamos por un
camino casi llano y nos vamos encontrando con otros personajes como el hombre
del saco, nombrado en mi infancia por mi vecina leonesa Felisa. Según ella, si
no me portaba bien me “llevaría el hombre del saco”.
Llegamos a la primera localidad, pequeña y encantadora. No vemos a nadie, pero el estado de sus casas revela que está habitada. Está construida en la ladera en medio de un circo de suaves lomas verdes que parecen acunarla. Las vistas son una auténtica belleza. El verde con sus distintos tonos, lo inunda todo y el sol lo ilumina destacando aún más los colores y la belleza del lugar.
Descendemos por una carretera y a las afueras,
saludamos a un lugareño que siega hierba con una guadaña. Siempre me han
llamado la atención estos instrumentos. Me atraen y a la vez me repelen. El
tamaño, la forma de la hoja de corte y estar asociado a la figura de la muerte
es algo que siempre impone. Mi abuelo, agricultor, supongo que tendría alguna pero lo que le he
visto manejar en mi niñez eran las hoces, de las que aún quedan por el pueblo,
pero no así guadañas.
Entablamos una breve conversación con él y me fijo
que a un lado del cinturón lleva un recipiente de madera alargado. Como
siempre, mi curiosidad me vence (tampoco pongo mucha resistencia) y le pregunto
por lo que es. Me lo enseña. Va enganchado con una madera como los capuchones
de los bolígrafos bic al cinturón y en su interior lleva una piedra de afilar
la guadaña sumergida en agua. Por eso este recipiente es de madera. Jamás había
visto una cosa igual y me dice que puedo encontrarlas en el bar del
aparcamiento.
Continuamos a través de un frondoso bosque por el
que el camino se va abriendo paso y
dejamos atrás a otro personaje, el patiracu
que se alimenta de niños, al diaño burlón, difícil de atrapar porque cambia
de forma, y al Nuberu que manda sobre la
lluvia y los vientos, hasta llegar a la segunda población, a Ardisana donde nos
sorprende cierto jaleo, y es que justo hemos ido a parar a la iglesia de la que
ahora salen de la misa de domingo de
ramos.
Junto a una abuela y a su nieto, descendemos hacia
el pueblo por una senda empedrada que delata sus muchos años. Se lo comento a
la abuela y me dice que antes, cuando ella era niña, se subía y bajaba por aquí,
en invierno y en verano. Aludo entonces
a lo peligrosa que sería la bajada con las piedras mojadas o con nieve y
responde que al utilizarse más la vegetación no se había adueñado tanto del
camino aunque añade que como ahora forma
parte de la senda, ha pasado a ser un poco mas utilizado.
Ya en el pueblo, junto a una fuente de principios
del siglo pasado y una nueva figura de madera, la del segador, nos detenemos
para refrescarnos todos, incluida
nuestra amiga peluda, que no ha parado de molestar a todo topo, topillo, ratoncillo,
lagartija o cosa pequeña que se moviera.
Dejamos atrás este pequeño núcleo salpicado con
algún que otro hórreo, para descender
ahora hacia nuestro siguiente destino, Riocaliente. Pero los dedos del pie
izquierdo me vuelven a hacer polvo, así que en medio del camino me siento a estirarlos
y allí nos quedamos un rato, frente a un sol que generosamente derrama sus rayos
sobre nosotros pero también frente a un hermoso paisaje verde, donde las
distintas tonalidades nos muestran los diferentes vegetales que pueblan las
laderas y cimas de sus montañas.
Reanudamos nuestro camino. Y comenzamos un descenso
por una senda empedrada. En un momento determinado encontramos una cruz de
piedra y un panel explicativo (hay varios a lo largo de la ruta que nos
muestran usos y costumbres de la zona). Aquí nos dice que cuando alguien se
moría en Riocaliente, era enterrado en Ardisana y toda la comitiva fúnebre subía
por este camino de un considerable desnivel. La cruz de piedra era un lugar de
descanso a medio camino y donde decían una oración.
Nosotros, algo irreverentes, hicimos algunos chascarrillos sobre ello, como que si alguien se iba a morir era mejor llevarlo vivo mientras se pudiera para que se muriera arriba, etc., pero ya en serio reflexionamos sobre el hecho de que morirse en Riocaliente en invierno debía ser más que un “grave inconveniente” para los familiares y los que tuvieran que acudir al entierro y más aun, para los que tuvieran que portar el féretro. Al drama de la muerte había que añadir inconvenientes adicionales.
Y más personajes como la llavandera portadora de
malas noticias, o el busgosu, amo y señor de los montes protector de los
animales.
Y llegamos a Riocaliente, con mucha animación.
Paseamos por sus calles, como invitaba la propia ruta, para descubrir unos
conjuntos de hórreos muy hermosos salpicando esta pequeña localidad aquí y allá.
Y a pesar del cansancio, nos dejamos perder por sus calles llenas de pequeños y
singulares rincones donde los hórreos eran los protagonistas indiscutibles
robándoselo a otros personajes de madera que seguían poblando la ruta.
Las 14 horas.
Llevábamos ya casi 3 horas de camino y ahora quedaba la vuelta,
supuestamente por carretera así que los 2 km que nos separaban del inicio tuvimos
que hacerlos compartiendo la ruta con los turismos que pasaban. Yo intenté que alguno
me llevara. El camino ya no me resultaba atractivo y los dedos de los pies
volvían a fastidiarme, pero nadie se apiadó de nosotros.
Cansina ruta de regreso hasta que a unos 500 de
nuestro destino nos sorprenden unas zarzas ardiendo. Yo asustada me dirijo a una
casa cercana y Angel detiene a un tractor para comentárselo alarmado a lo que
el conductor responde con toda la tranquilidad del mundo que se trata del
pastor de las ovejas que está “limpiando el campo”. E hicimos un chascarrillo
de nuevo: “...y limpiando me quemó la granja, pero ¡hay que ver lo limpita que
la dejó!....”
Cuando llegamos al aparcamiento lugar de inicio de
la ruta, me acerqué a la tienda a
comprar el cachivache de meter la piedra de afila guadañas.
Los que tenían no
eran bonitos; vulgares recipientes de madera de castaño. El que nos mostró el agricultor
estaba labrado y tenía una forma más
graciosa que una mera caja, pero bueno,
esto era para las turistas aunque no perdía la esperanza de encontrar algo más
elaborado en Llanes. Ahora tengo que decir que no fue así.
Comimos a las 3 y nos derrumbamos a descansar y
estuvimos sin mover un musculo hasta casi las 5. Mi límite de andar sintiéndome relativamente cómoda está
en los 6 kilómetros más o menos. Los 8
los hice, pero...ya cansada. Me había costado encontrar una ruta fácil y de no más de 8 km. Todas o casi todas
superaban facilmente los 10/11 km, como la de los acantilados del infierno, con
11. Está claro que para hacerlos de “una tirada” como nos gusta a nosotros, el
kilometraje máximo para mí está en 6/7, si quiero disfrutar. No sé como
llevaría más kilómetros si los partimos con una comida en medio.
Ahora rumbo ya a una playa guapa donde además
podamos pasar la noche.
La primera que teníamos en nuestro punto de mira era
en Niembro, la de Torimbia o Toranda, pero una vez allí una señal prohibía la
entrada de autocaravanas, y era necesario atravesar la localidad para poder
acceder, así que resignados, continuamos hacia las siguientes, El Barro, Borizo
o Celorio
Pasamos el Barro y el Borizo y preguntamos,
ingenuos, que donde podíamos pasar la noche tranquilos. Nos enviaron al área
de Llanes a lo que contestamos que allí
teníamos previsto llegar mañana por la noche, no hoy, por lo que ya me
ofrecieron “cualquier sitio”, Como debí de poner una cara bastante expresiva
confesaron su ignorancia sobre la normativa vigente y nos facilitaron
información sobre lugares cercanos donde alguna vez habían visto alguna que
otra autocaravana.
Mientras escribo esto, levanto mi vista y veo sorprendida como hay chicos o adolescentes bañándose en la playa.
A través del google earth tenía señalado el lugar donde nos encontramos ahora. Y al llegar, prudentemente hemos
preguntado a un señor que andaba por aquí y que ha dicho ser la persona que
vigila o cuida una finca cercana; por una sola noche nos ha dicho que no había
ningún problema así que hemos buscado un lugar discreto abandonando la primera línea con vistas a la
playa y con una leve inclinación apenas apreciable. Seguimos viendo el mar y Angel
dice que cuanto más discretos mejor, pero hace unos veinte minutos ha entrado una furgoneta que suponemos
que pasará también la noche y que no ha tenido esa precaución, aunque sí que ha
sacado la mesa y sillas ocultando su vista con la propia furgoneta.
Bajamos a la
playa y “costeamos” por encima cuando esta se nos acabó, accediendo a otra más
pequeña. Después de cenar, pasamos una tranquila noche en este lugar tan
hermoso.
Llanes
10 de abril, lunes
Playa de Barro-Idolo de la Peña Tu-Playa de Andrín-Mirador de Boriza-Llanes
Vuelve a amanecer con una niebla que oculta el sol.
Nuestros vecinos se han levantado también pronto y salimos a dar un paseo por
la playa antes de irnos. Les preguntamos si conocían el sitio y nos dicen que
son monitores de tiempo libre y que vienen con chicos a una localidad cercana. Conocían
el lugar que nos dicen que en verano está al completo. Ahora se han animado con su, parece, furgoneta
nueva a recorrer algo de esta costa. Intercambiamos algunas opiniones sobre la
normativa, la zona, excursiones...ellos dicen que han aprendido mucho de
nosotros. Les facilitamos las coordenadas de Cuervas del Mar para pasar la
noche y nos despedimos.
Y ponemos rumbo a Llanes, en primer lugar a una
clínica a que le quiten unos puntos a Angel. Teníamos cita hoy para las 20,30
pero ayer llamamos para preguntar si podíamos ir por la mañana. Así llegamos 15 minutos antes de las 11 y nos atendieron
nada más llegar. Estupendo. Otro problema resuelto.
Nos encontramos con la reciente inaugurada área para
autocaravanas. Pasamos por delante de ella y a escasos 300 metros esta la clínica.
Nos sorprenden unos carteles que prohíben no solo la pernocta, si no el
estacionamiento de autocaravanas en TODO el municipio. Nos quedamos perplejos,
pero no pensamos hacerle caso y aparcamos casi en la puerta de la clínica.
Dejamos la autocaravana en el solitario aparcamiento
e iniciamos una senda ancha de ascenso. No hay ningún cartel indicativo del
tiempo estimado ni de la distancia. Me oye un señor que cortaba ramas en el
camino y me dice que calcule unas dos horas. Yo automáticamente me doy la
vuelta. Sonrie y me dice que serán unos
veinte minutos y con mi paso, menos.
No fue menos, y la subida, no es dura, pero tampoco un
paseo sobre todo teniendo en mente lo que este mismo señor nos dijo y es que la
“peña” está rodeada de una verja que abre un guarda que lunes y martes….libra,
así que hoy, cerrada. Ante mi enfado,
añade que merece la pena subir aunque
nada más sea por las vistas y que desde el exterior veremos algo. Yo personalmente,
me hubiera ido, pero Angel insistió en pasear.
Después de la subida llegamos a la cima y vemos que
una verja que la perimetra está abierta y accedemos, pero luego, hay otra que
ya está cerrada. No obstante podemos contemplar bien el grabado y los detalles.
Esta peña en su parte inferior posee un pequeño
abrigo en el que se ubican las pinturas y grabados. Su estado de conservación
es deficiente, debido fundamentalmente a los efectos de la erosión, pero
podemos distinguir dos tipos de
representaciones, el primero son
esquemas pintados, puntos, y el segundo, grabado y pintado es el ídolo. Ya de
época moderna, se conserva un tercer grupo formado por cruces grabadas y
piqueteadas.
Los motivos del ídolo y el puñal, junto con las
características de su ubicación permiten relacionar el conjunto rupestre de
Peña Tú con la presencia del enterramiento de alguna persona de relieve.
Las vistas son muy buenas, lástima que el día no sea
claro y que la niebla oculte parte de la belleza del lugar. Y pienso en la
suerte que hemos tenido de poder disfrutar
de tres días de un sol espectacular y unas hermosas vistas. Así que no
me quejo.
De aquí ponemos rumbo a Andrín ya que los cercanos bufones de Cue, tampoco “bufarán” hoy aunque la mar está un poco más revuelta que ayer.
Y una vez aquí nos dirigimos a su playa. Carretera
estrecha pero tienen “pasing places” así
que nos arriesgamos pero...en un momento determinado se estrecha hasta tal punto que el asfalto parece tener el
ancho justo de las ruedas de la autocaravana…y a nuestra izquierda se abre un
impresionante acantilado.
Yo, aterrada, empiezo a jurar en hebreo y Angel
trata de calmarme diciéndome que no pasa nada que siga y yo continuo con mi letanía
de que me quiero ir. Afortunadamente llegamos enseguida a un pequeño aparcamiento
que permite dar la vuelta. Menos mal porque llegué a dudar de que pudiera
hacerlo.
Dejamos la autocaravana y descendemos a esta
solitaria y hermosa playa con una isla a un lado.
Dos surferos intentan disfrutar de las olas apenas
inexistentes. Paseamos por ella y regresamos para iniciar el temido regreso.
Decidimos que Angel vaya de avanzadilla hasta la curva donde tiene
mejor visibilidad por si viniera algún vehículo en sentido contrario, dándome
paso y saliendo sin mayores dificultades que la estrechez. Esta vez nos hemos
salvado pero alguna vez la liamos gorda.
De aquí ponemos rumbo al Mirador de la Boriza, ya en la
misma carretera dirección a Llanes. Carretera con ancho más que suficiente y
aparcamiento en lo alto de un acantilado.
Y caminamos al mirador para contemplar un paisaje impresionante con
la Playa de Andrín a la derecha y la de la Bayota a la izquierda extendiéndose a nuestros pies, con la
población de Llanes al fondo.
El verde tapiza la parte superior de los acantilados que se precipitan al mar, que hoy luce un tono grisáceo, como el cielo.
Decidimos comer aquí, descansar un poco para después
poner rumbo ya hacia el area de Llanes a donde llegamos un poco después de las
17 horas.
Antes de llegar al área intentamos parar en la
hermosa playa de Toro, pero hay una prohibición expresa de estacionamiento para
autocaravanas con un gálibo y un aparcamiento privado. Imposible aparcar para
poder disfrutar un poco de ella. ¿por qué me niegan el derecho a disfrutar de
algo bello como el resto de los mortales que se mueven en turismos?. Siempre,
siempre, que me ocurra esto, me haré la misma pregunta.
En el área encontramos unas cinco autocaravanas,
aunque según el plano de la esquina solo quedan libres unos tres o cuatro
espacios. Tiene un funcionamiento autónomo a través de una máquina. Es la
primera que vemos en España así. Ante la vaya se permanece unos segundos, después
hay que ir a la máquina, que curiosamente está al otro extremo del area por lo
que alguna vez, las propias autocaravaans la ocultarán. Allí se selecciona el
idioma y se siguen las instrucciones. Se paga con tarjeta. Una vez pagada y
seleccionado el sitio, se abre la valla y
se termina el proceso. 3 euros pernocta, 1 euro agua y 1 vaciar water. Grises
gratis. Una dificultad que encontramos es que la maquina da por ocupado un
lugar durante 24 horas. Así, si se estaciona a las 18 y abandona el área a las
9 de la mañana, esa plaza permanecerá ocupada para la máquina hasta las 18 horas
del día siguiente, aunque esté libre
Nos instalamos y nos vamos al centro histórico a
unos diez minutos andando. Y nos sorprende por bonito y animado.
Nos acercamos a los cubos de la memoria, creación de
Agustín Ibarrola del año 2001 aunque los disfrutamos desde lejos, y de allí al casco medieval declarado conjunto
Histórico-Artístico, hermoso, sobrio, con unos rincones muy especiales y con
mucho sabor reminiscencias de un rico pasado. El paseo resulta muy agradable y
tranquilo.
Decidimos regresar por el paseo marítimo que discurre en lo alto de la muralla
defensiva, alfombrado de césped natural
y totalmente verde y que se extiende desde el casco de Llanes a lo largo
de la costa hasta el propio área de autocaravanas. Muy agradable y animado
aunque se me hace largo. Estoy ya cansada.
Y de regreso ducha y descanso. Ahora a las 21 horas la noche cae. Alguna autocaravana y furgoneta más se ha acercado, y alguna que otra al ver el cartel, se ha ido. En fin, sabrán donde van.
Playas y bufidos
11 de abril, martes.
Llanes-Bufones de Arenillas-Playa de Cobireju-Playa de La Franca-Playa Prelleyo.
¡Quien nos ha visto y nos ve ahora!.
Playa de Prellezo, 19 horas. Aparcamiento a unos 300 metros de la
playa que está abajo y a unos 600 m del pueblo, una de las más bonitas que
hemos visto, aunque no tanto como la de Boriza. Solos, y suponemos que así nos
acogerá la noche, pero lo prefiero al área de Llanes. Así nos volvemos de raros
o viejos gruñones y es que me molesta la gente, bueno, no es así, me molesta
determinado tipo de gente, los ruidosos, irrespetuosos, maleducados...y es que
no solo me molestan…es que noto que me vuelvo intolerante con ellos.Y que
conste que sigo siendo muy sociable y comunicativa con la gente “normal”.
Como casi era de prever, a las 6,30 un camión ha
encendido el motor y ha estado calentando. Yo me he puesto la radio pero de
fondo he seguido escuchando jaleo. Angel me lo confirma. Dice que a partir de
las 7 o 7,30 ha sido una feria y es que junto la área hay un aparcamiento de
camiones, autocares y vehículos de limpieza del ayuntamiento.
Con mucha tranquilidad hemos desayunado y a cargar y
descargar agua. Sistema muy sencillo aunque hay que entenderlo y al estar de
cara al sol, se veía bastante mal. Procedimiento muy moderno.
Después de nosotros se ha puesto una pareja mayor (más mayores que nosotros) y he visto que no
se apañaban muy bien así que me he acercado. Hemos tenido una breve y extraña
conversación. Y ya no tengo edad para callarme, si no, como dice el dicho, lo
digo a ver que pasa.
Este señor ha comentado que anoche estaban lavando
los platos en el grifo de la máquina. Y es que no lo entiendo mucho ¿han pagado 1 euro por lavar los platos?. No
me lo creo. Y que también tenían un generador y que no ha dicho nada porque no
quiere pelearse con nadie. Yo le he criticado esa actitud comentándole que hay
que decirlo, con educación, pero decirlo.
Si me vuelvo casi intolerante con los maleducados e
irrespetuosos, también cada vez me enfado
más por la actitudes pasotas de muchos usuarios que esperan a que los demás,
con su dedicación y lucha, los resuelvan los problemas. En una palabra: se
sirven de ellos, y encima se agradece que no se dediquen a “comerle la oreja” a
otros lanzando a unos contra a otros mientras que ellos son meros espectadores.
Si hace 15 años no hubiéramos -y digo “hubieraMOS”
porque me incluyo yo, aunque muchos han hecho mucho más- empezado a movernos no
habría ninguna de las 800 areas que en estos últimos años se han hecho. Yo
habré contribuido poco, pero he puesto mi grano de arena, quizás de forma anónima,
no me importa, pero creo que hay que participar activamente de una manera u
otra.
En fin, no me ha gustado la dirección de la
conversación, parecía un individuo un poco pasota y algo arrogante, así que
como cada vez valoro más mi tiempo y no quiero gastarlo en conversaciones
absurdas, la he dado por terminada y hemos puesto rumbo a los Bufones de
Arenillas.
Sabíamos que no íbamos a verlos “bufar” pero teníamos
tiempo suficiente y decidimos darnos un paseo agradable de 1km hasta ellos.
Así que hemos
puesto proa a Puertas de Vidiago donde tenía unas coordenadas anotadas de un
pequeñísimo aparcamiento a partir del cual había un kilómetro andando.
Pero, como siempre, para llegar aquí carreteritas
estrechas y justas, y como siempre, no nos hemos encontrado con nadie.
Tras dejar la autocaravana en un pequeño hueco de un
camino (43.402406; -4.683846), hemos disfrutado de un hermoso y tranquilo paseo
con un sol que no veíamos lucir desde hacía casi dos días. Camino sencillo y cómodo
y, como si estuviéramos en Asturias, rodeado
de verdes prados a un lado y otro.
Y hemos llegado casi sin darnos cuenta a los bufones
que aparecen señalados con un cartel.
Vemos el primer gran agujero, más cercano al camino
y percibimos un extraño sonido parecido, efectivamente, a un bufido. Y
realmente este agujero “bufa”. Se oye un sonido ronco que proviene del fondo de
esta oquedad y lo que resulta más curioso es que está a unos 10 metros de la línea
de costa.
Lo que oímos es el aire comprimido que sale por el
agujero al ser empujado por el mar en sus venidas.
Después nos movemos por la explanada y descubrimos
otros tres huecos más alineados y un poco más separados. Pero estos ya no se
oyen.
Pese a que no los hemos visto, -en alguna imagen que
otra tienen el aspecto de un geiser- me ha gustado oirlos y verlos, aunque no
fuera en su máxima actividad, que parece ser bastante difícil de conseguir ya
que tiene que haber temporal.
De vuelta hemos puesto rumbo a la playa de Cobirejo,
una playa interior similar a la de Gulpiyuri aunque no tan famosa.
Hemos llegado a Buelna y aparcado como hemos podido (43.392237;
-4.614337) en una de sus calles a la entrada. Muy poco sitio.
Después de un bonito paseo de unos 500 m que
transcurre por espacios arbolados, llegamos a la primera cueva. De su techo
cuelgan enormes estalactitas. Nos introducimos un poco, pero no tiene mayor
interés así que salimos y escasos metros adelante llegamos a nuestro destino.
Y de nuevo, marea baja. Parece que no tenemos mucha
suerte en este tema. Pero esta playa nos gusta más que la de Gulpiyuri, ya que tiene
una pequeña zona arbolada. Es un agujerillo, más pequeña que la anterior pero
alrededor de él el terreno es herboso y está algo arbolado lo que la hace más
agradable y atractiva. La sombra de sus árboles invita a un descanso. Solo en
un extremo vemos el agua del mar, transparente y clara en la que nadan un grupo
de peces.
Junto a esta playa hay una cueva que parece que comunica
con el mar. La gente entra y sale y dice que está bien, pero no llevamos
linterna, ni siquiera en el móvil y aunque me la descargo sobre la marcha, su
luz resulta insuficiente. Angel se queda fuera. Su interior es húmedo y reina la oscuridad; me resbalo, así que a los pocos metros
regreso y decido acompañar a Angel en su descanso sobre la hierba y a la
sombra.
Allí nos quedamos un rato hasta que cerca de las 14
horas decidimos buscar un sitio para comer.
Nos dirigimos a la cercana playa de la Franca. Tengo
anotadas unas coordenadas de alguien que dice que allí no hay ningún problema para
aparcar y/o pernoctar. Y llegamos en poco tiempo, pero el sitio no nos resulta
nada atractivo. Es un aparcamiento sobre asfalto, eso sí, con la bonita playa
de la franca abriéndose al fondo, que además, esta iluminada con un precioso
sol, lo que realza su belleza.
Tenemos una autocaravana al lado y pregunto a sus
propietarios por algún sitio donde pasar la noche hoy cerca de aquí. Y ellos
son los que nos envían aquí. De los sitios que ayer estuvimos localizando a
través del google eart no habíamos considerado este, aunque sí la playa
siguiente y los alrededores de El Pechon, donde estuvimos hace la friolera de 34
años atrás, cuando nos iniciamos en este mundillo.
Después de comer y tratar de descansar, y digo
tratar porque no dejaban de llegar coches con el consiguiente abro puerta y
cierro puerta, golpe por aquí, otro por allá… lo cual hizo casi imposible
descansar, bajamos a la pequeña playa y
dimos un breve paseo.
Hay un camping y un buen hotel. El sitio es bonito y
tranquilo, pero alejado de cualquier civilización. A un extremo de esta playa
parece desembocar un rio.
Y ahora ya la dejamos atrás para dirigirnos a esta
que encontramos sin mayores problemas y cuyo acceso es bueno. La carretera
continua descendente hacia la propia playa donde hay espacio para aparcar media
docena de coches, pero de mala manera y con una bajada pronunciada, por tanto,
no apta para autocaravanas, a nuestro juicio.
El aparcamiento es …peculiar. Es un cuadrado rodeado
de enormes aligustres por tres de sus
cuatro lados. Busco una buena orientación
y encuentro una abertura a un lado desde la que se ve el mar y me oriento para
verlo desde aquí, además de entrar más luz.
Después, decidimos descender a la playa y nos sorprende:
pequeña, muy recogida y muy hermosa, de las más bonitas que hemos visto.
A un extremo un pequeño arroyo desemboca. Al fondo
acantilados y un arco. Hay gente en la playa, poca y dos niños con un padre
que....¡se están bañando!. Aunque el adulto sale porque dice que está “algo
fría”, los niños permanecen impertérritos jugando. Creo que tienen alterado el “sensor
de temperatura” y que en cualquier momento van a salir amoratados. Pero no es
así.
Después de descansar sobre la blanca arena apoyada
nuestra espalda sobre una roca, nos arrepentimos de no haber bajado un libro
para disfrutar de su lectura en este hermoso y tranquilo lugar, pero ya no
tiene solución, así que decidimos regresar para tomarnos una cervecita y
disfrutar de un merecido descanso como colofón a estos días recorriendo la costa
asturiana, días en los que ya “acabamos con ella”. Por delante, hacia el este
se abre ya la costa de Cantabria, que será el destino de nuestro próximo viaje
por estas latitudes, o, quien sabe, a lo mejor cambiamos al interior, a los
espectaculares picos de Europa y es que Asturias, pese a que últimamente no nos
sentimos muy bien recibidos es….un paraísos natural lleno de paisajes variados
y completamente sorprendentes, donde tiene cabida todo tipo de actividades y
gustos, arte, arquitectura, cultura, paisajes, mar, montaña,….
Mañana regresaremos pasando antes por Avila, por el
pueblo de mi madre para pasar un día con mi hermana. El jueves estaremos ya en
Boadilla, cuando todos han marchado y llenan carreteras y lugares, nosotros
...nos esconderemos.